¿Cómo planificar la cirugía?
El lifting facial es un tratamiento que requiere un análisis individual de cada caso. Durante la primera consulta los expertos del Instituto Dr. E. Lalinde, evaluamos el rostro del paciente, su piel y la estructura ósea subyacente. Dialogamos con la persona y definimos qué objetivo desea alcanzar y cómo quiere que sea su nuevo aspecto.
Es importante tener claro qué se busca. La principal finalidad del lifting facial es lucir un rostro más joven. No obstante, es un procedimiento que no puede revertir el paso del tiempo.
Preparación
El lifting facial es una intervención quirúrgica y por ello es necesario controlar ciertos aspectos relacionados con nuestra salud general. En este caso en concreto, debemos estar pendientes de la hipertensión arterial, de si se tienen trastornos de coagulación o de si hay una tendencia a cicatrices hipertróficas.
Si se fuma, es importante dejar el hábito al menos un mes antes de la intervención. Esto es así, porque fumar provoca la disminución del flujo sanguíneo y en algunos casos puede ralentizar la evolución favorable de las incisiones de la cirugía.
El equipo médico debe saber también si se está tomando alguna medicación. Hay que tener especial cuidado con las aspirinas o determinados fármacos que puedan provocar un incremento del sangrado.
Se aconseja no llevar el pelo muy corto para que las cicatrices queden ocultas hasta que apenas sean perceptibles.
Tipos de anestesia
La mayoría de las intervenciones de lifting facial se practican bajo anestesia general. Es necesario, por tanto, un día de ingreso en el hospital.
Pueden darse algunos casos en los que esta cirugía facial puede hacerse con anestesia local y sedación. Suele ser frecuente en pacientes delgados y en los que la zona a tratar se encuentra bien definida.
Si finalmente el procedimiento se realiza de forma ambulatoria (sin ingreso), es recomendable que el paciente vaya acompañado de un adulto.
La intervención
La técnica del lifting se basa en despegar la piel de la zona tratada, cara o cuello, para reubicar el sistema músculo-aponeurótico (SMAS), que es el que se encuentra debajo. Cuando este sistema muscular se descuelga aparece la flacidez. Con el lifting lo estiramos y lo anclamos, pero sin generar tensión para evitar una apariencia antinatural o extraña. El tejido sobrante se elimina.
El contorno de la cara resulta determinante a la hora de efectuar las incisiones y los pasos que hay que dar durante el proceso. Si se combina con otros procedimientos es posible que la intervención se prolongue, pudiendo durar entre 2 y 5 horas. No hay que olvidar, que cada paciente es diferente y que esto influye en el desarrollo de la intervención.